Eloísa Cañete Herrera

"Habían hablado de aquello, la noche que Thorstein murió y que las tierras apestaron a una traición que parecía dejarles sin hogar, porque qué iba a quedar acaso para la sangre de un rey asesinado. Thurid había quedado desconsolada ante la lumbre, y Aud la abrazó con tanta fuerza y se dejó llorar con tanta ira que quizás fuese el sol de la casa que a ambas les quedaba. Esa misma noche sus palabras crepitaron en el fuego como un encantamiento: Aud recitó uno a uno los nombres de cada thrall que las seguiría, los nombres de cada golpe de sangre que marcaba el clan, cada mujer, cada hombre, cada persona que por valía o por estima debían mantener a su lado; recitó las islas que quedaban a lo lejos y que escapaban de la boca de los viajeros más andados, como si atravesando la sangre de Ýmir hubiese bestias menos crueles y árboles más verdes. Cuando amaneció, aquel encantamiento no era más que ceniza de una hoguera, y Thurid olvidó el polvo y las palabras hasta que habían despertado en la tormenta."

VERSOS

RELATOS

NOVELAS

( Made with Carrd )